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SABIDURÍA A NUESTRO ALCANCE, parte 2

Foto del escritor: andres caleandres cale

Continuamos con la reflexión sobre los proverbios...



Proverbios 1.8 Hijo mío, presta atención (escucha) cuando tu padre te corrige;

no descuides (abandones) la instrucción (enseñanza) de tu

madre.

Proverbios 1.9 Lo que aprendas de ellos te coronará de gracia y será

como un collar de honor alrededor de tu cuello.


Qué importante es para toda persona seguir el diseño del Creador, presentando como necesarios tanto al padre como a la madre. Como progenitores deberíamos entender nuestro papel si queremos corregir e instruir a nuestros hijos correctamente.

La corrección del padre y la instrucción de la madre hecha con amor se convierten para la persona que no la menosprecia en una corona de gracia, un adorno de honor visible.

Agradezco a Dios siempre por la familia donde me puso.


Proverbios 1.10 Hijo mío, si los pecadores quieren engatusarte, ¡dales la espalda!

Proverbios 1.11 Quizás te digan: «Ven con nosotros. ¡Escondámonos y matemos a alguien! ¡Vamos a emboscar a los inocentes, solo para divertirnos!

Proverbios 1.12 Vamos a tragarlos vivos, como lo hace la tumba; vamos a tragarlos enteros, como a quienes descienden a la fosa de la muerte.

Proverbios 1.13 ¡Piensa en todas las grandes cosas que conseguiremos! Llenaremos nuestras casas con todo lo robado.

Proverbios 1.14 Ven, únete a nosotros; entre todos compartiremos el botín».

Proverbios 1.15 ¡Hijo mío, no vayas con ellos! Mantente alejado de sus caminos.

Proverbios 1.16 Ellos corren a cometer malas acciones; van de prisa a matar.

Proverbios 1.17 Si un pájaro ve que le tienden una trampa, (eso es absurdo) sabe que tiene que alejarse.

Proverbios 1.18 En cambio, esa gente se tiende una emboscada a sí misma (atentan contra su propia vida); pareciera que buscan su propia muerte.

Proverbios 1.19 Así terminan todos los que codician el dinero; esa codicia les roba la vida (su propia ambición les quita la vida).


Eludir y enfrentar la influencia del mal requiere sabiduría, conocer las trampas, como nuestra codicia “no codiciarás”.


En muchas ocasiones me dejé arrastrar por malos consejeros e influencias que me atraían, deseos naturales que me dominaban. No escuchaba la instrucción de mi padre y abandoné la enseñanza de mi madre, prestando atención a embaucadores.

El hecho de que otros hagan algo malo no es excusa para ponernos a participar con ellos. Nunca podremos justificarnos por algo que hicimos mal aunque otros lo hicieron.


El pecado siempre trae consigo tristeza, destrucción, angustia y dolor, es predecible. Cuantas personas se unen a malos porque no encuentran apoyo y comprensión en los más próximos, personas buenas van donde les prometen tener una bolsa común y hacerles partícipes de un botín, despertando con ello su codicia.


Decir NO es algo que también debemos aprender.


La verdadera sabiduría es un carril que nos lleva por la verdadera vida, quienes se creen sabios en su propia opinión se dirigen hacia su propia trampa y destrucción sin el temor del Señor.

Rechazar la instrucción de Dios convierte a las personas en peones de su adversario porque es a quien verdaderamente escuchan y prestan atención.

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