La mejor compañía

Querido lector,

Hace unas semanas te escribí sobre la importancia de las relaciones sociales, cómo cuidarlas y cómo alcanzarlas. En esa misma línea, hoy quiero hablarte de una relación vital que te aconsejo tener: la mejor compañía en tu vida. Me refiero a tu relación con Dios.

Quisiera pedirte que me des la oportunidad y te quedes conmigo en esta breve lectura, donde quiero compartir por qué considero que la relación con Dios es esencial y cómo puedes iniciarla.

Creo que una relación cercana con Dios es vital porque, como seres humanos, no solo tenemos una naturaleza material —hecha de átomos, células, tejidos, órganos y sistemas que nos mantienen vivos—, sino también una naturaleza espiritual que anhela una comunión íntima con su Creador.

Desde que era niño, alrededor de los ocho años, comencé a buscar a Dios en una iglesia cristiana. Entre clases para niños y reuniones generales con adultos, aprendí fundamentos de la vida cristiana que me ayudaron a establecer una relación cercana con Él. Digo que me ayudaron y fueron importantes, pero fue una decisión personal, en algún momento de mis catorce años, la que me llevó a buscar con fe a ese Dios que ya me había extendido su favor. Hoy reconozco ese momento como el inicio de una relación personal con mi Creador. Fue un acto de fe, por supuesto, porque Dios está tan cerca como una oración sincera.

Aquí va mi primer consejo práctico: si hoy decides acercarte a Dios, debes saber que Él ya te ha extendido su invitación a través de Jesucristo, quien está a la puerta de tu corazón, llamando.

Es imposible acercarse a Dios y no reconocer su gran amor, su santidad, y también nuestras propias carencias, debilidades y errores. Mi segundo consejo es que te muestres vulnerable, que seas auténtico en tu conversación con Dios. Él te escucha. Aprovecha ese momento para pedir perdón por tus errores (pecados) y reconocer su grandeza. Él te ve, te escucha y te perdona.

Permítete sentir su amor, su compañía, y esa paz que sobrepasa todo entendimiento. No hay una sensación más reconfortante que experimentar ese bienestar profundo que llena el alma. Mi tercer y último consejo es que crezcas en tu relación con Dios. Él es tan inmenso que ni los cielos pueden contenerlo. Tal vez ni una eternidad sea suficiente para conocerlo por completo.

Esa búsqueda de su amor me ha llevado a caminar de su mano todos estos años. Me he rodeado de personas que también disfrutan de conocerlo, y ha sido una experiencia maravillosa. Él es, sin duda, la mejor compañía.

Te invito a que nos escribas si tienes dudas, y ¿por qué no?, también a que te unas a nuestra comunidad de personas que anhelamos conocer cada día más a Dios.